Trump asume con fuerza y promete transformar EE.UU. en su nuevo mandato

Donald Trump vuelve al poder en los Estados Unidos con un mensaje contundente: instaurar una “era dorada”. En su discurso inaugural, destacó la importancia de cambios drásticos en política interna y exterior, y llamó a los estadounidenses a unirse bajo su renovada visión de liderazgo.

Donald John Trump juró como el 47º presidente en la historia de Estados Unidos con la promesa de abrir una “era dorada”, crear un país próspero, libre, más fuerte, y poner punto final a lo que llamó el dominio de un establishment “radical y corrupto” que llevó a la primera potencia global a la decadencia.

El discurso inaugural de Trump, que brindó ante unos 800 invitados en el Congreso, entre ellos, el presidente Javier Milei, y su primer día en el poder dejaron además un huracán de anuncios y medidas que su nuevo gobierno comenzó a implementar en pocas horas, incluido indultos, una tenaza migratoria, un cierre virtual de la frontera con México y el envío de tropas -declaró el estado de emergencia en la frontera sur-, la imposición de una emergencia energética para ampliar la producción de petróleo, el reconocimiento de sólo dos géneros -masculino y femenino-, y el compromiso de una ofensiva para recuperar el control del Canal de Panamá, y la salida –una vez más– del Acuerdo de París.

“La era dorada de Estados Unidos comienza ahora mismo”, anunció Trump, en la primera frase de su mensaje luego de prestar juramente ante el presidente la Corte Suprema, el juez John Roberts. “Nuestra máxima prioridad será crear una nación orgullosa, próspera, valiente y libre. Estados Unidos pronto será más grande, más fuerte y mucho más excepcional que nunca”, prometió.

Más tarde, en un evento ante simpatizantes en el Capital One Arena de Washington, Trump firmó sus primeras órdenes ejecutivas: volvió a retirar a Estados Unidos del Acuerdo climático de París, revocó una de las últimas medidas de Biden y al revertir la decisión de sacar a Cuba de la lista de Estados promotores del terrorismo, y más tarde, ya en el Salón Oval, indultó a unos 1500 seguidores que atacaron del Capitolio, a quienes llamó “los rehenes del 6 de enero.

También declaró el estado de emergencia en la frontera sur, emitió una orden que busca terminar con la ciudadanía por derecho de nacimiento, y designó a los carteles como “organizaciones terroristas extranjeras”. “Probablemente México no quiera eso, pero tenemos que hacer lo correcto”, afirmó el mandatario.

Además, Trump deslizó que podría imponer aranceles de 25% a Canadá y México a partir del 1 de febrero, pero no dio fechas sobre qué podría ocurrir con las tasas para China.

También firmó una orden ejecutiva para retrasar la aplicación de una prohibición federal sobre TikTok y sacó nuevamente a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), algo que ya había hecho en 2020, y Biden después había revertido.

Fiel al mensaje y al estilo que forjó durante los últimos ocho años desde su irrupción en la alta política, Trump cargó en su discurso inaugural contra el establishment –la “casta”, en el lenguaje del Presidente Javier Milei, presente en la jura–, y dijo que tenía un “mandato” para revertir total y completamente una “horrible traición” de la clase gobernante al pueblo, y recuperar una prosperidad perdida.

“Mi reciente elección es un mandato para revertir total y completamente una horrible traición y todas estas muchas traiciones que han tenido lugar, y devolverle al pueblo su fe, su riqueza, su democracia y, de hecho, su libertad”, dijo Trump. “A partir de este momento, la decadencia de Estados Unidos terminó”, anunció.

El mensaje inaugural de Trump tuvo un tomo similar al mensaje que brindó en su primera inauguración a principios de 2017, cuando que su llegada al poder marcaba el fin de una “carnicería americana”. Pero si bien el discurso tuvo el mismo aura restauradora, dejó esta vez una nueva ambición –anunció que le cambiará el nombre al Golfo de México por “Golfo de América”, además de dejar en claro su intención de tomar control del canal de Panamá– y un abanico de acciones precisas, concretas.

A diferencia de su primera presidencia, Trump es ahora un presidente experimentado que gobernará con un gabinete de leales, tiene el control absoluto del Partido Republicano y del Congreso, y regresa al Salón Oval reivindicado y fortalecido por su triunfo en la última elección presidencial.

Fuente: La Nación

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