La distancia entre el tipo de cambio oficial y los financieros está en los niveles más bajos desde mayo, pero el Gobierno no libera restricciones.
Los efectos del blanqueo de capitales explican buena parte de la baja del dólar blue y los financieros en las últimas semanas. Con valores que llegaron a perforar los $1.200 frente a un tipo de cambio oficial en la zona de los $976, la brecha cambiaria se hundió a un promedio de 20%.
La reducción de la distancia entre el precio oficial y los paralelos pone la lupa sobre el cepo cambiario, ya que el cierre de la brecha desde arriba hacia abajo había sido señalado en varias oportunidades como uno de los pasos necesarios para levantar las restricciones al movimiento de capitales.
Sin embargo, el Gobierno no termina de avanzar en la flexibilización de las restricciones. Por el contrario, Javier Milei agrega cada vez más condiciones para eliminar el cepo cambiario. Para los analistas, esa decisión tiene que ver con la falta de dólares para poner en marcha el esquema que el equipo económico quiere implementar una vez normalizado el frente externo.
“Me parece que el Gobierno tiene las condiciones hace rato para salir del cepo, pero no sale porque no quiere que el tipo de cambio flore. Como mínimo, quiere una flotación muy sucia y todavía no tiene los dólares para hacerlo”, sostuvo Gabriel Caamaño, socio de la consultora Outlier.
En la misma sintonía se manifestó Fernando Marengo, economista jefe de BlackTORO: “Para levantar el cepo, el Banco Central tiene que tener reservas y hoy no las tiene. El nivel de reservas netas de los vencimientos de corto plazo en dólares es negativo”.
“Levantar el cepo cambiario sin reservas es suicida porque hay riesgo de que la demanda de dólares mueva el tipo de cambio bruscamente, acelere la inflación y el Gobierno se quede sin plan antiinflacionario y sin programa económico”, completó.
La idea de que una brecha baja favorece la salida del cepo cambiario tiene que ver, como explicó el economista Amilcar Collante, con que el tipo de cambio financiero da una idea sobre la devaluación que sufriría el peso si hubiera una unificación cambiaria.
“La brecha es lo más cercano que tenemos para estimar cuánto debería subir el oficial. Aunque es un precio ‘intervenido’ por dos frentes: la oferta de los exportadores por el dólar blend y la participación directa del Banco Central”, sostuvo.
En la visión de Collante, la distancia actual entre el precio oficial y la cotización financiera del dólar es una oportunidad para que el Gobierno siga desarmando regulaciones y compruebe en qué zona se acomoda el tipo de cambio.
Para los analistas, ya no será necesaria una devaluación grande para unificar. “Uno de los puntos clave es eliminar el dólar blend para volver a volcar ese 20% de oferta de los exportadores al mercado oficial, lo que podría ayudar a que el Banco Central acumule reservas más rápido. Hoy, la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el dólar blend es menor al 5%”, ejemplificó el economista.
A su turno, Caamaño presentó un cálculo similar: “Claramente, no es una cuestión de brecha. Podrían salir del cepo hoy con una devaluación muy chiquita, porque el dólar no necesariamente se tiene que ir arriba, sino que los precios se puede encontrar en el medio. Entonces, con una variación de 10% en el tipo de cambio podrían salir del cepo”.
De todos modos, hay otras tareas que el Gobierno debe continuar haciendo para que un eventual levantamiento del cepo sea duradero. “Para anclar las expectativas, el Gobierno debe avanzar en forma simultánea en la liberación de restricciones y acelerar la negociación con FMI. Básicamente, el sentido del cepo es ‘contener’ dólares y precios. Con la liberación, deberá ‘soltar’ algo de inflación, pero cuanto menor sea el salto de convergencia, menor será el costo en inflación y actividad”, afirmó Collante.
“La buena señal para salir del cepo es lo fiscal, son las reformas y todas las señales de confianza. Yo creo que siempre es un buen momento para salir del cepo, si la disciplina fiscal es creíble y está asegurada por parte del Gobierno”, cerró Caamaño.
Fuente: El Cronista