El ministro de Economía, Luis Caputo, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, partirán mañana a Washington, donde participarán de la reunión de primavera (preparatoria de la Asamblea anual, en octubre) del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Caputo celebró el viernes pasado la reducción de la tasa de inflación al 11% que midió el INDEC en marzo, pero aunque esa tendencia continuaría en abril, que por otra parte cargará sobre sí un fortísimo aumento de los precios de la electricidad, lo cierto es que son cada vez más y más sonoras las voces de economistas profesionales que alertan sobre inconsistencias del plan oficial.
Los entes financieros multilaterales con sede en la capital de EEUU, y en particular el Fondo Monetario, son la más asequible fuente de provisión de fondos frescos para hacer más creíble y viable el mantenimiento del actual mix de política económica, que si bien está produciendo una desaceleración de la tasa de inflación más rápida de lo que se auguraba a principios de año, tiene como contracara una profunda recesión, una creciente conflictividad política (con el Congreso, el sindicalismo, las provincias) y un fuerte encarecimiento de los precios internos en dólares, en la medida que el Gobierno se atiene a la pauta anunciada de aumento del 2% mensual del precio oficial de la divisa norteamericana.
La inflación del segundo trimestre estará traccionada por el ajuste tarifario: en abril el gas subirá 330% promedio para usuarios residenciales y en mayo comenzará la suba estacional por la llegada del invierno y la indexación del transporte y distribución. También prevemos fuertes aumentos en la electricidad que harían que el rubro Electricidad, gas y otros combustibles trepe 350% en el dicho trimestre aportando 8 puntos de inflación”, precisó Equilibra en su informe semanal, que también señaló los aumentos pendientes en el transporte público y las tarifas de agua, que suben más de 200% este mes y en adelante se indexarán mensualmente.
En ese contexto, calculó la consultora, si persiste el deslizamiento del dólar oficial al 2%, se implementan las subas de Precios Regulados mencionadas y persiste el tope al alza de los salarios, no homologando paritarias elevadas, a fines de junio: el tipo de cambio real multilateral (esto es, el peso argentino contra el valor medio de la moneda de sus socios comerciales) finalizaría con una apreciación del 15% respecto al promedio histórico resaltado por el FMI. Siempre según Equilibra, en ese contexto los salarios reales se estabilizarían, pero en niveles mínimos post Convertibilidad, y las tarifas de servicios públicos en términos reales alcanzarían máximos de la presidencia de Macri.
Argentina está ahora más cerca del conflicto en Medio Oriente, tanto por el reciente fallo de la Cámara de Casación Penal sobre la autoría iraní del atentado de 1994 a la AMIA como por las fortísimas señales de alineamiento con EEUU e Israel del gobierno de Javier Milei.
Además, hay otros desarrollos potencialmente adversos para la economía local, como el fortalecimiento del dólar (fuerza contraria a una recuperación del precio de los granos) y el inicio de una etapa de mayor aversión al riesgo en la medida que se desvanece la expectativa de una reducción de las tasas de interés en EEUU.
Una escalada del conflicto en Medio Oriente potenciaría todas esas tendencias, pues el consiguiente “vuelo a la calidad” apreciaría aún más el precio del dólar (además del del oro y de los bonos de EEUU).
Cabe recordar que en lo que va del año el euro se devaluó 3,6% respecto de la divisa, la libra esterlina el 1,8%, el dólar canadiense 3,5%, el franco suizo 7,8% y el yen 8 por ciento. La Argentina quedaría en una posición muy incómoda en términos de comercio internacional si ese proceso continúa, mientras internamente el país se sigue haciendo más caro en dólares.
Fuente: El Cronista